miércoles, 23 de septiembre de 2009

Otoño

Llego el otoño, la estación de la melancolía, tiempo de renovación......

viernes, 18 de septiembre de 2009

Las copias se habían acabado

Un mercader florentino propuso a un artesano que hiciera una réplica de una antigua escultura, obra de un renombrado artista. El artesano aceptó el encargo ya que necesitaba el dinero.
El mercader entregó la reproducción a su cliente, que pagó el precio concertado.
Pero cuando el comprador pudo contemplar la escultura con calma, a solas, se quedó sobrecogido.
Inmediatamente, se puso en contacto con el mercader: quería conocer personalmente al artista desconocido.
El mercader se rió: el escultor que buscaba no era un artista, sino un simple y pobre artesano.
El comprador insistió y logró concertar una entrevista con el artista.
Nada más verlo, le confesó que admiraba su enorme talento.
Las copias se habían acabado. A partir de entonces, comenzaba una nueva etapa: trabajaría para él como artista, creando sus propias obras en el Vaticano.

Aquel artista era Miguel Ángel. Su talento y su originalidad eran tan desbordantes que era incapaz solo de copiar. De hecho, jamas copió. Porque él siempre fue un paso por delante.